4 de octubre de 2014 –
Llegamos y como siempre casi de forma automática, cuando entramos a una nueva ciudad, buscamos la plaza central (o alguna gasolinera) para “desembarcar” en ese nuevo mundo. Son lugares amplios, que nos dan buena visión y cierta tranquilidad para estar con las bicis y nuestra “casa” que cargamos arriba. Allí, aprovechamos para descansar, pensar que vamos hacer, a dónde vamos a comer, dormir y hablar con alguna persona respecto recomendaciones del lugar.
Granada es la ciudad Colonial más antigua de Nicaragua. Fue fundada en 1524 por Francisco Hernández de Córdoba (de ahí que viene el nombre de la moneda nicaragüense, el “Córdoba”).
Tiene unos 150.000 habitantes y es la ciudad turística por excelencia de Nicaragua.
El Parque Central, conocido como Parque Colon, es dónde se encuentra la famosa Catedral de Granada.
Ha sido reconstruida muchas veces después de su construcción en 1583. El edificio fue completamente destruido por Willam Walker en 1856.
Dentro del Parque se encuentra el Palacio Municipal.
Luego de estar algunos minutos allí, salimos a buscar donde pasar la noche. Recorrimos algunas cuadras, siempre con la mirada de la gente en nosotros, ya que nuestras bicis llaman mucho la atención, pero menos que en otras partes, porque Granada está, desde hace un tiempo, acostumbrándose cada vez más a ver turistas de todos lados.
En eso estábamos cuando de repente una persona nos aborda y nos hace parar en medio de la calle!
“Qué bueno ver ciclistas” dice. Se llama Elif, y está viajando en bici desde hace tres años. Nos recomendó un hostal económico (12usd) y pasamos allí un par de días donde compartimos comidas caseras y anécdotas.
Una noche hicimos ñoquis caseros para la cena.
Elif nos contó que mientras viajaba por México se cayó de la bici y se quebró la clavícula. Para colmo no tenía seguro y le salió una platal! Tuvo que quedarse 6 meses para recuperarse bien. Luego salió el tema de lugares para dormir y dice que una vez fue a pedir posada en una comisaría. El único espacio disponible que tenían para ofrecer era dentro de una celda, por lo que paso “entre rejas” literalmente. Pero lo más difícil fue y es soportar los machismos. Le dicen cualquier cosa en las calles permanente. ¿Adonde esta tu marido? ¿A quien le dejaste tus hijos? Son las preguntas mas suaves y repetidas que causan la gracias de los hombres que las hacen, y también la molestia de quien las recibe.
Luego de dos noches decidimos cambiar de hostal, ya que el trato del personal que allí trabajaba no era muy amable y además comenzaron a salirnos algunos salpullidos que después nos enteramos que eran por unos bichitos (bed bugs) que andan mucho en la vuelta por esos lados.
Conseguimos uno más barato (10 usd el cuarto privado) y en mejores condiciones
Al otro día pudimos recorrer un poco más la ciudad, encantarnos con sus calles y rincones, donde se encuentran postales a cada paso.
En uno de esos recorridos fuimos a la Iglesia “La Merced” y Mariana subió a su mirador. Allí, además de apreciar una muy bonita vista de la ciudad, presenció el sonar de las campanas de la misa de las 5pm.
Al otro día quedamos de conocer a Diego, un clown que está a cargo de una escuela de mimo y comedia en un local llamado “La casa de la botella”.
Fuimos en taxi, ya que nos dijeron que la zona dónde se encontraba era un poco insegura además de difícil de llegar. Paramos uno en el camino y negociamos el precio antes. Aquí los taxis cobran por persona y pueden ir subiendo gente en el camino que vayan en la misma dirección.
Le preguntamos cómo estaba la cosa en Nicaragua y pudimos ver su interés en la política. Manifestó su oposición al gobierno de Daniel Ortega del FSLN (Frente Sandinista para la Liberación Nacional), a pesar de haber peleado en la guerrilla sandinista en época de la guerra. Nos dejó en el lugar indicado y quedamos de llamarlo a la vuelta para el regreso y seguir conversando.
Enseguida que llegamos a la casa, vimos botellas de vidrio en las paredes.
Luego apareció Diego, nos presentamos y le comentamos que queríamos conocer un poco de su proyecto.
El mismo busca “educar a través del teatro, el payaso, el mimo, la comedia y el circo a niñas, niños y jóvenes de la ciudad de Granada cuya vida diaria está amenazada por la pobreza extrema, las drogas, el abuso físico y sexual, las pandillas y la delincuencia” (http://www.escueladecomedia.org/es/)
El local se llama “la casa de la botella” más que por las botellas de vidrio que vimos, por las de plástico que forman los muros y cimientos de todo el local. Además de dejar fresca la casa, es una opción muy económica nos dice.
Luego recorrimos el patio. Vimos los baños que son de “compost”. El agua de las duchas y de la cocina (aguas grises) se recicla mediante un proceso en el que pasa por piedras y plantas (heliconas) para posteriormente salir inodoras, aptas para regar otras plantas.
Al fondo está un gran quincho, dónde entrenan los “chavalos” (niños, jóvenes) y en cuyo subsuelo hay un gran tanque de agua que además de servir como reserva, provoca una buena acústica en dicho lugar.
Allá por el 2001 inició la escuela, al principio con dos jóvenes. Luego se sumaron otros que Diego los entrenaba en su casa durante el día. Con el pasar del tiempo algunos se fueron quedando a dormir y cuando se dio cuenta, se había vuelto padre de 10 chiquilines.
Y así mientras cuenta, se ve el entusiasmo, ese que se lleva adentro, que no se compra ni se vende. Se sienten los niños a su vuelta mientras camina sin ellos. Se nota su corazón abierto y caminar sencillo, su esfuerzo con pasión, dador de oportunidades a aquellos que ya nacen con muy pocas, o dicho de otra forma, a los que tienen muchas oportunidades de seguir el camino de las drogas y/o delincuencia les da otra opción. Adquieren un oficio y a través de él, algunos ensancharon sus mundos con viajes a Europa presentando sus trabajos.
Nos despedimos y quedamos de compartir unas pizzas por la noche.
Para regresar, llamamos al taxista ansiosos por seguir escuchándolo.
Ni bien nos subimos al taxi comenzó su discurso. Nos habló de la corrupción que existe y las asociaciones con grandes capitales por parte de la cúpula del gobierno. También que tienen un sistema de inteligencia muy importante. En su caso, dice que quisieron matarlo tres veces pero como tiene entrenamiento de guerra, pudo darse cuenta y escaparse, aunque no tiene miedo. “En este momento ellos saben que estamos en este taxi” agrego. Nos dejó una sensación algo incómoda y casi instintivamente miramos para atrás y por las ventanas.
Ya al final cuando nos bajamos del taxi nos dice que “siempre han existido libertadores”.
Luego pasamos unos días más que nada descansando y escribiendo en el hostal.
Tan fue así que el dueño nos quiso integrar con otros viajeros que por allí andaban. Le comentamos que en nuestro viaje la mayoría del tiempo estamos con otras personas y que cada tanto necesitamos un espacio y tiempo solo nuestro.
Lo entendió, pero acoto que ve en general ese comportamiento en los cicloviajeros. A quienes le tiene mucha fe, son observadores, van a otro ritmo pero le parece que deben juntarse más con los viajeros “comunes”. Le agradecimos su comentario y le dijimos que lo tomaríamos en cuenta.
Como anécdota del hostal, había un Lituano que tenía la particularidad de pasearse en calzoncillos como desfilando cada vez que iba o salía del baño.
Al mediodía generalmente íbamos a un mercado a comprar frutas y algo para cocinar por la noche. A pocas cuadras del hostal, se veía un contraste muy grande de personas como de forma de ocupar los espacios.
En el mercado solo se veía gente local, vendiendo, comprando, conversando, todo muy informal, mucho ruido, colores y olores (también basura).
A pocas cuadras de allí, está la peatonal turística, dónde se encuentras los bares, restaurantes, los extranjeros, los “tragos”, la policía turística y los precios más altos.
Antes de irnos, el último día hicimos otra recorrida por el lugar.
Probamos el famoso “Vigorón” (yuca con chicharrón)
Tambiém vimos un partido de béisbol (baseball) que en NIcaragua es el deporte número uno. El cual fue introducido por los “marines” norteamericanos en las invasiones de principio de siglo XX.
Comenzaban aparecer las primeras referencias de un ícono Nacional que luego veríamos por toda Nicaragua, el poeta Ruben Darío.
Algunas otras imágenes
Luego pasamos por la lavandería donde habíamos llevado ropa hace unos días. Esta vez era para hablar con Abel, que trabaja allí y preguntarle si podíamos sacarle una foto en su bici de reparto para el trabajo “Biciamericaando” (www.acercandomundos.com/biciamericaando) donde vamos retratando gentes y sus bicis a lo largo del camino.
Acepto gustoso.
Rumbo al hostal, unas niñas desde la puerta de su casa nos ofrecen cantarnos “la campanita de Belén”. Nos regalaron un bonito momento, les dimos unas moneditas y nos dieron un chupetín como agradecimiento.
Y así, seguimos seguiendo caminos…
diciembre 18, 2014 at 4:42 pm
Hola.preciosa ciudad se ve muy antigua y llana ka atención lo coloridas las edificaciones.se nota muy alegre.y como siempre encuentran gente espectacular.hermosos recuerdos van a traer y principalmente dejar de uds por todo l lugar q pasan.estamis los uruguayos y brasileños muy bien representados en las personas de uds.Jovenes simples .humildes pero como dice paco .Cabezudos!!!!!!! Bss